Del papel al ordenador I

 Las fuentes 

Un paso previo a la edición por ordenador era escoger el tipo de fuente, pues ya de por sí, el cambiar de manuscrito en papel con textura a formato digital le hacía perder mucha de la fuerza que transmitía, el tacto, las formas de la tinta...
 Estuve probando un tiempo con todo tipo de fuentes hasta que decidí crear las mías propias. Para esto hay gran variedad de programas y aunque todos ellos son más o menos complicados, con paciencia son manejables. Entre todos ellos yo destacaría el Font Creator, donde las letras se pueden editar en cada uno de los puntos que forman sus bordes y simplemente tirando de ellos se pueden modificar una fuente base. Lo importante es que cada un@ los evalúe y decida.
 Otro asunto era mi empeño de mantener el texto en dos colores, el negro para la narración y el rojo para los diálogos.
 Para mi gusto, el resultado fue muy bueno desde el punto de vista estético, más centrado en que el texto fuese parte de la ilustración, pero el trazo de una fuente pseudomedieval o medieval entorpecía y cansaba la lectura seguida. Ese tipo de fuente para mí perdía lugar al pasarlo de un papel manuscrito a un texto hecho por ordenador. Estaba bien para algo breve, pero para algo más extenso realmente la primera impresión no invitaba a que fuese fluida su lectura.
 Una muestrecilla:


 Por ello opté entonces por la fuente Papyrus, la cual tenía un "aire" a mitad entre la familiaridad con las fuentes a la que estamos acostumbrados y los trazos evocadores de algo manuscrito. Así quedó:



 Pero tras montaje final (ya lo hablaremos) recibí dos recomendaciones de quienes les pasé el texto para que me diesen su opinión. La primera, es que los diálogos en rojo resultaban agresivos para la lectura, incómodos, y al hacer prever lo que sigue puede hacer la lectura más cansada. La segunda era que las personas a las que les gusta la lectura prefieren otro tipo de fuente y, entre esta, la "Garamond" fue la que encontré más adecuada (aunque he de reconocer que me costó aceptar el cambio).
 Ahora tenía más el aspecto de obra "moderna", pero había ganado en ligereza de lectura. Supongo que si los hados son propicios podré hacer una versión más personal y rústico-medieval para ojos que gusten de perderse por enrevesados trazos con aroma a tinta sobre un tosco papel.